Betty va y pregunta en su banco cuánto debe por usar su tarjeta de crédito, conseguir el monto exacto parece un secreto de estado. “Este tipo de información no sale en la pantalla”, es la respuesta que recibe del empleado detrás de la ventanilla.
La mujer, una empleada domestica del hogar de unos 50 años, dice que “le da cólera” no poder averiguar algo tan básico como cuánto debe exactamente a la fecha, especialmente para que los intereses no agranden su deuda.